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Fístula vesicovaginal

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La fístula vesicovaginal es una condición médica que consiste en una comunicación anormal entre la vejiga y la vagina de una mujer. En otras palabras, este trastorno ocasiona la salida de la orina por la vagina en lugar de por la uretra.

Esta afección es un problema grave que afecta a muchas mujeres en todo el mundo y puede ser causada por varios factores, incluyendo una lesión durante el parto, una infección, una cirugía previa, una enfermedad inflamatoria pélvica o incluso una radioterapia.

La fístula vesicovaginal es una afección preocupante que puede causar muchos problemas físicos, psicológicos y sociales. Si bien es cierto que esta dolencia puede ser tratada con éxito, es importante reconocer y abordar sus síntomas para mejorar la calidad de vida de las pacientes.

En este artículo, abordaremos en profundidad las causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento de la fístula vesicovaginal.
Causas de la fístula vesicovaginal

La fístula vesicovaginal puede tener una variedad de causas, como se mencionó anteriormente. A continuación, vamos a profundizar en cada una de ellas:

1. Lesiones durante el parto: los partos prolongados o difíciles son la principal causa de las fístulas vesicovaginales. Cuando la cabeza del bebé está atascada en la pelvis de la madre, el médico puede usar instrumentos para extraer al bebé, como forceps o ventosas. Estos instrumentos pueden dañar la vejiga, lo que provoca una fístula.

2. Cirugía previa: cualquier tipo de cirugía en la pelvis, como una histerectomía, puede dañar inadvertidamente la pared de la vejiga y causar una fístula.

3. Inflamación pélvica: la inflamación de la pelvis puede dañar la vejiga y causar una fístula. La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) es una causa común de inflamación pélvica.

4. Radioterapia: la radiación en la pelvis para tratar el cáncer de cuello uterino o de colon puede dañar la vejiga y causar una fístula.

Síntomas de la fístula vesicovaginal

Los síntomas de la fístula vesicovaginal incluyen:

1. Escape constante de orina por la vagina.
2. Olor a orina en la ropa interior o en la piel.
3. Infecciones urinarias frecuentes.
4. Dificultad para retener la orina.
5. Enrojecimiento e irritación en la vulva y la vagina.
6. Dolor o malestar en el área genital.
7. Dificultad para tener relaciones sexuales.
8. Sentimientos de vergüenza, tristeza y aislamiento social.

Diagnóstico de la fístula vesicovaginal

Si se sospecha una fístula vesicovaginal, el médico realizará un examen físico y le realizará varias preguntas sobre sus síntomas y antecedentes médicos. Es posible que el médico no pueda ver la fístula durante el examen físico, por lo que puede ser necesaria una imagen adicional.

Estas son algunas de las pruebas que el médico puede utilizar para confirmar el diagnóstico de la fístula vesicovaginal:

1. Análisis de orina: se realiza para detectar infecciones urinarias.
2. Cistoscopia: un instrumento delgado y flexible con una luz y una cámara se inserta en la vejiga para examinarla de cerca.
3. Urografía excretora: durante esta prueba, se inyecta un tinte en el torrente sanguíneo que luego se filtra en los riñones y la vejiga. Luego se toman imágenes de rayos X para examinar los riñones y la vejiga.
4. Resonancia magnética (RM): la RM utiliza un imán y ondas de radio para crear imágenes detalladas de los órganos internos.

Tratamiento de la fístula vesicovaginal

Los tratamientos para la fístula vesicovaginal varían según el tamaño y la ubicación de la fístula, así como la salud general de la paciente.

Aquí hay algunos de los tratamientos más comunes para la fístula vesicovaginal:

1. Cirugía: la cirugía es el tratamiento primario para la fístula vesicovaginal. Durante una cirugía, se cierra la fístula y se recoloca la vejiga en su posición normal.

2. Cateterismo: en algunos casos, un catéter urinario puede ser suficiente para permitir que la fístula se cure.

3. Terapia con láser: esta terapia implica el uso de luz láser para sellar la fístula.

4. Tratamiento médico: en algunos casos, los medicamentos pueden ayudar a tratar la infección o la inflamación que causó la fístula.

Prevención de la fístula vesicovaginal

Aquí hay algunas medidas que puede tomar para reducir el riesgo de desarrollar una fístula vesicovaginal:

1. Realizar controles regulares durante el embarazo para detectar cualquier problema que pueda causar una fístula.

2. Asegurarse de que su médico esté capacitado y tenga experiencia en partos difíciles y manejo de instrumentos obstétricos.

3. Mantener una buena higiene vaginal para evitar la inflamación pélvica.

4. Evitar el tabaco, ya que el tabaco puede afectar la capacidad de su cuerpo para curar después de la cirugía.

Conclusión

La fístula vesicovaginal es un problema grave que afecta a muchas mujeres en todo el mundo. Si bien los síntomas pueden ser bastante incómodos, es importante reconocer la enfermedad para poder recibir un tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida.

Es vital que se tomen medidas preventivas para reducir el riesgo de desarrollar una fístula vesicovaginal y que las mujeres se informen adecuadamente sobre esta afección para que puedan recibir tratamiento temprano si lo necesitan.

Si bien la fístula vesicovaginal puede ser una enfermedad difícil de enfrentar, el tratamiento adecuado puede ayudar a las pacientes a recuperar su salud y calidad de vida.